CANCIÓN DE ACERO Y BARRO

El martillo golpea el yunque con cadencia de penalidad. Atado está el herrero a la fragua del infame. Una vida de esclavo.
Le da su esposa una daga inservible que él, en secreto, transforma en ternura de aleación a fuerza de mazazos. Canto de forja que transforma el arma en espada corta que, oculta entre sus ropas, acompaña y protege a la mujer y su pequeño por los caminos de la fuga.



Han pasado los años y Rapaz se ha convertido en un buen mozo que, de posada en posada, acompaña al laúd los versos de su madre, canción de amor perdido en letras de libertad que llaman a la rebelión.

Share:
spacer

8 comentarios:

  1. Una vital y romántica historia que me sabe a poseía.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu visita Josep. Por cierto, a ver cuándo te animas a participar en Netwriters, oficio no te falta.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Otra historia maravillosa, Pete. Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Linn :)
      Es una especie de precuela para otra gran historia que, espero, protagonizará este personaje en el futuro y en la que ya trabajo.
      Besos.

      Eliminar
  4. Solo supe ver a medias las virtudes de este micro, pero 3,8 ¿recuerdas? ;-)
    Sin duda disfrutaré mucho con esa otra historia más larga que ya ha empezado a entusiasmarme desde el Tintero.
    Un beso grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Rapaz es un personaje que viene pidiendo paso, tengo muchas ganas de darle rienda suelta, pero tendrá que esperar un poquito todavía :)
      Besos.

      Eliminar
  5. Todo un mundo creado y sin saber nada de él, espero ir descubriéndolo, mi querido Keiven, o Ultra las ;)
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Bienvenida a las ramas, me alegro de volver a saber de ti. Escoge un sitio, a resguardo del viento del norte.
    Besos.

    ResponderEliminar