La ruta más larga


Cayó al suelo entre sonido de cristales y salpicaduras de su propia sangre. Espantadas por completo las risas y la diversión en la feria ambulante, se formó un círculo de curiosos en torno a él. El joven macilento, tendido de bruces a la salida del laberinto de espejos, solo acertó a balbucear que habían sido diez años de pesadilla en busca del puesto de algodón de azúcar.
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6 comentarios:

  1. Encantada de descubrirte enREDado!!
    Maider

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    1. ¡Anda, qué bien! Gracias por tu visita, Maider. Bienvenida a estas ramas, que son las tuyas también.

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  2. Hay algo de Realismo Mágico y algo de los cómics de Mortadelo y Filemón en este gran microrrelato. Gracias por provocarme una sonora carcajada.

    Un abrazo.

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    1. He de confesar que cuando lo escribí también me reí un montón y es que, a pesar de la peripecia del pobre, me imaginaba precisamente eso, un tebeo de los de antaño. Es una satisfacción que te haya gustado, José Antonio.
      Un abrazo.

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  3. Hay qué ver lo pueden llegar a soportar algunos por un capricho goloso. Ese debe ser como yo, que cuando me extravío me resisto a preguntar con los que se me cruzo y prefiero encontrar yo solo el camino.
    Humor tan breve como ingenioso. Todavía conservo la sonrisa puesta.
    Un abrazo.

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    1. Gracias por esa sonrisa, Josep, vale su peso en oro. Y a partir de ahora... pregunta, nunca se sabe lo que puede ocurrir ;)
      Un abrazo.

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