Letras en Madrid

El fin de semana empezó de forma inmejorable, en la caseta nº 50 de la Feria del Libro de Madrid.



La jornada tuvo momentos entrañables. A pesar del poco tiempo del que disponía, apenas hora y media de firma en la caseta, después de un viaje en autobús y más de treinta horas sin dormir por trabajar el día anterior, es un recuerdo imborrable en el que se cruzaron escritores (y amigos) como Emilio Porta, Santiago Solano, Lydia Cotallo, Alejandro Pérez García, Mª del Mar L. Vaamond, Maria Sanguesa y Raúl Morales, la también escritora y editora de Playa de Ákaba, Anamaría Trillo. En la caseta de Huerga y Fierro tuve la oportunidad de conocer a Charo Fierro, Ana Montojo (también compañera de Netwriters y Escritores en Red), Lidia López Miguel de Lastura y, por supuesto, a las encantadoras encargadas de la distribuidora Maidhisa.
A todos ellos, un entrañable abrazo.

El sábado hubo aún algo de tiempo para pasear por el Barrio de las Letras.

El Ateneo


La plaza del Sol


La Plaza Mayor

Dos leones :)

Y ahora dejo de hablar de mí y me pongo a preparar un relato o microcuento para mañana. Gracias a todos por los apoyos mostrados.

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Freak Show





Oscurecía sobre las colinas, dando al espectáculo un tinte morboso y, a la par, atrayente. Madre no había logrado quitarle de la cabeza, por muchos cachetes que empleara, el gusto por las rarezas extravagantes. Le había costado dormir la última semana mientras trataba de imaginar a los monstruos que sus ojos iban a contemplar. Las luces de gas mantenían el recinto con una razonable iluminación y su corazón latía al ritmo del organillo cuya música llegaba de todas partes sin que pudiera localizar su origen.
Achacó el temblor de sus manos al nerviosismo de la casi media hora que tuvo que esperar en la cola para entrar. Las rodillas le flojeaban cuando accedió al interior y pudo ver al fondo los diferentes habitáculos que encerraban las atracciones anunciadas. Decidió ser metódico y seguir un orden; no iba a perderse ninguna de ellas. Del antro de la mujer barbuda salió feliz, aunque algo espantado después de que le permitiera acercarse y tirar de la pelambrera que crecía en las mejillas de Madame Ambrose para comprobar su autenticidad. Se quedó boquiabierto con el hombre pulpo, capaz de manejar sus seis brazos con la soltura de un cefalópodo. Asistió con embeleso a la demostración del “hombre más fuerte del mundo”, en la cual levantaba sin pestañar a la monumental equilibrista Cleopatra con una sola mano, pero puede que fuera más por la indumentaria ligera de la joven y su tocado de reina egipcia. Después vinieron el hombre sin huesos, doblado en posturas imposibles, y el hombre de piedra, que detenía proyectiles de pistola con el pecho y se los extraía sin dolor aparente. Mientras contemplaba a la sirena nadar en su tanque de agua, seducido por el movimiento de sus branquias y la libertad de sus pechos al descubierto, la temperatura corporal de Wilson se disparó, le faltó aire en los pulmones y su organismo se vino abajo. Antes de la oscuridad total, escuchó dentro de su cerebro voces que tintineaban en un idioma que nunca antes había oído.

Cuando despertó, estaba rodeado de desconocidos, aunque tras examinar sus rostros con detenimiento, no dejaban de resultarle familiares. La mujer gruesa de cabellos ralos, por ejemplo, era la viva imagen de la barbuda, como si se hubiera rasurado de forma impecable. Allí estaban también el hombre forzudo, aunque su musculatura no parecía nada del otro barrio, y la sirena, tan bella como antes pero de pie sobre dos largas y torneadas piernas.

—¿Qué… qué os ha pasado? —preguntó Wilson entre carraspeos.

—Mejor dicho, qué te ha ocurrido a ti —comentó el hombre de piedra, cuya tez sonrosada desmentía sus capacidades—. Parece que te has desvanecido. No te preocupes, empero, ya estás recuperado. Podrás regresar a casa tan pronto te sostengas en pie. Tómate este reconstituyente de un trago —añadió ofreciéndole una taza humeante.

Wilson saboreó el brebaje y se sintió mejor casi de inmediato. Su mente flotaba todavía entre sus recuerdos de la función y lo que sus ojos le mostraban: un grupo de personas corrientes desenmascaradas. Se despidió de ellos con efusividad, tratando de ocultar su decepción.

En cuanto se hubo marchado, el hechizo se rompió y cada cual pudo retornar a su lugar de reposo. El hombre pulpo se despidió, con tres de sus extremidades, del forzudo que llevaba a Cleopatra sentada en su mano sin dificultad. La sirena nadó de vuelta en su pecera, aliviada de poder usar de nuevo esa cola que no soportaba dejar atrás. La última en marchar fue la mujer barbuda, mesándose la perilla que tanto le costaba disimular en presencia de los humanos.
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Ganador del V Certamen de Relato Temático "Mundo envejecido"


El pasado sábado 9 de mayo, durante las jornadas organizadas por la asociación TerBi en el edificio La Bolsa del Casco Viejo de Bilbao, se anunció el fallo del citado certamen. Ni que decir tiene que casi me caigo de la silla cuando escuché que el ganador era mi relato "Eden Ranch" de entre más de sesenta relatos recibidos. 


La emoción que sentí ya fue enorme cuando me enteré de que estaba entre los finalistas, que a continuación relaciono por orden alfabético del título del relato:

- "Eden Ranch", escrito por Pedro Pablo de Andrés Correas, de Bilbao

- "El gran crucero", escrito por Abel Amutxategi Ortega, de Bilbao

- "Extensior", escrito Eva Escribano Compains, de Bilbao

- "Fluido Vital", escrito por Diego Escobedo, de Santiago de Chile

- "La cola de lagartija", escrito por por Ferrán Varela Navarro, de Barcelona

- "Morituri te salutant", escrito por Vicente Hernándiz López, De Ribarroja del Turia (Valencia)


Como se señalaba en las bases, estos relatos se publicarán en el fanzine especial que publicará la TerBi en unas semanas y cuyo enlace os facilitaré oportunamente para que quien lo desee pueda leerlo.


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Entrevistado en Radio Epikadial

Comparto con vosotros el enlace a la grabación de la entrevista que me hizo Santiago Liberal en su programa "La oda del trovador". Charlamos durante más de una hora en un ambiente distendido, como viejos amigos (ahora ya lo somos) sobre "El libro de las historias fingidas" pero también sobre nuevos proyectos, sobre los talleres de escritura.


 La oda del trovador - 4 de mayo de 2015





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A vista de pájaro


Pronto abandonaría el nido de águilas. Su destreza en el vuelo aumentaba día a día bajo la firme mirada de su padre, mientras lo aprendía todo sobre su entorno con todo tipo de preguntas


—¿Es cierto que eres el rey de las aves, padre?

—Dicen que las urracas enloquecen con el brillo del oro.

—¿Acaso los pájaros carpinteros fabrican muebles a medida?



—Padre, esos de ahí son los horribles y repugnantes buitres, ¿verdad?

—Lo son, pero te voy a mostrar un secreto.


En un abrir y cerrar de alas, remontaron altura hasta las cumbres rocosas de la sierra, allí donde los carroñeros, en la más estricta intimidad, cuidaban de sus polluelos con el mismo amor de cualquier ser vivo.

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