Sé que no me miras a los ojos


No les importó el estrépito que armaban ni que aquel cuarto de baño no fuera de los más limpios. Se necesitaban pese a que se acababan de conocer. Ella lo había visto cuando, con un bufido, se giró para contemplar el río de gente que se impacientaba tanto por delante como por detrás. Él le miraba el trasero y no apartó la vista cuando ella se lo reprochó con un gruñido. El enfado, dos horas después, se tornó simpatía mientras el calor les subía por la entrepierna. Ignoraron lo que les rodeaba y acabaron gimiendo en el aseo.

Cuando retornaron a la fila del paro, tuvieron que empezarla desde cero, pero daba igual. Ya eran dos contra el mundo.

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La balada de Brazodemar en Madrid

Me tocaba publicar un relato o un microcuento, pero he estado por Madrid para presentar mi novela La balada de Brazodemar. Me apetecía un montón compartir con vosotros esos momentos mágicos con amigos y lectores. En una sala Espacio B repleta (¡nos quedamos sin asientos!), charlé con Joseba Paulorena, escritor y editor en Ediciones Cívicas, sobre la creación de la historia y los entresijos (sin spoilers :)) de la trama. A continuación, poetas y escritores maravillosos nos ofrecieron un recital de tema marítimo y nos tomamos un vinito.

Aprovecho para dar las gracias de todo corazón a Joseba, responsable de Espacio B, a Isa y J. Paulorena de Ediciones Cívicas por confiar en Brazodemar, a Lydia Cotallo por organizar un evento increíble contra viento y marea. También a Lola Luengo que se dio el trabajo de grabarlo en el móvil a pulso y a Manuel Esbert por enviarlos. Y a todos los amigos (antiguos y nuevos) que me acompañaron esa tarde.

Presentación Parte 1:



Parte 2:


Parte 3:


Parte 4:

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Y a continuación... la presentación en Bilbao

El próximo día 9 de diciembre presentaré "La balada de Brazodemar" en la sala Dock de Bilbao. Presentan el acto J. Paulorena, editor y escritor, y el historiador y escritor Julen Lezamiz. Después de la charla, disfrutaremos de un recital de narrativa breve y poesía de temática marina. Estáis todos invitados.


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Presentación de La balada de Brazodemar en Madrid

Invitación a la presentación en Madrid



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Love at first feel




Mientras rebusco en el bolso, lo veo reflejado en el escaparate, con todas sus curvas, el negro brillante del cuero ajustado, impoluto. Puedo sentir en mi vientre el potencial rugido de esas entrañas tan varoniles. Sé que puedo domarlo, hacerlo mío, poseerlo y cabalgarlo con los tacones puestos.
Acaricio el boleto. Si me toca el gordo, tendré ese deportivo del que me acabo de enamorar.
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Surcos


Ya no es el tupido manto níveo de siempre, límpido, preludio de viajes de finales del otoño, camino de una eterna Navidad. Quiero pensar que es culpa de la contaminación, de la puta crisis, del tiempo… Qué sé yo.

Contemplo los surcos que se despliegan ante mí hasta cerrar cualquier retorno. Transparentan la suciedad que no logran cubrir, polvo grisáceo de mi deshonra, vergüenza que acumulo por no haber sabido defender un imperio y por verme abocado a este asqueroso cuchitril donde esnifar estas rayas de mierda.
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Masa crítica


«Debemos ir hacia allí, no hacia allá…». Las voces se alzan airadas, se superponen como una sola conciencia. Hay un clamor en la masa que repite, como una burbuja insidiosa, una palabra difusa que debería explicarlo todo y no soluciona nada: redes.
¿Formamos parte de una urdimbre? ¿Hasta qué punto sepulta nuestra individualidad? Los más despiertos profetizan, no obstante, la libertad con que la red nos liberará de la comodidad del pensamiento único.

Tanto darle vueltas a la cabeza sin sacar nada en claro y no ha sido hasta que me he topado con la red que no he descubierto la verdad: el agua chorrea y somos izados como un solo banco agónico a la cubierta del pesquero.
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Bienvenidos de nuevo a la Generación Subway



Auspiciado por la editorial Playa de Ákaba, ya está disponible una nueva antología de la Generación Subway (Narrativa y Poesía en dos volúmenes independientes) que este año cuenta con un número mayor de autores y, por lo tanto, muchas más obras.

Lo tenéis disponible en papel en la propia página de Playa de Ákaba en edición francesa y, sobre todo, limitada, por lo que os recomiendo que lo pidáis antes de que se agote. Más adelante, estará disponible para su descarga en libro digital.

Participo en el volumen de narrativa breve con un relato que lleva el título de "El extraño viaje de Nemesio Abreu". Espero que os guste.




Relatos y poesías con la metáfora del metro, de lo subterráneo, autores comprometidos con lo digital y las redes, la deshumanización, la soledad y el aislamiento del individuo. La crisis, el autismo internáutico, la soledad, la muerte, la memoria, el alma vacía, el viaje y las ausencias serán temas recurrentes en todo su trabajo

La Generación Subway está impulsada por los escritores David Yeste, Rosario Curiel, Anamaría Trillo y Noemí Trujillo y este año contará con una presencia activa en Getafe Negro.

Bienvenidos al mundo oscuro de la Generación Subway.



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Lo que somos

Antes que con sus propios pies, Héctor recorre con la mirada la escalera que le separa de su destino después de trepar seis alturas en círculo. Corre el riesgo de caer agotado en algún descansillo, lejos de sus seres queridos. El calzado, sudoroso tras otro largo día de trabajo, es una losa aferrada a sus tobillos. Damián le dice a diario que deje de jugársela, que cualquier día le va a pasar algo, que no merece la pena, pero no hay sacrificio que no haría por Sofía, que se desvive en un trabajo a media jornada y se las apaña para cuidar de Junior. ¿Cómo podría él acomodarse a un cómodo horario sin horas extras ni pluses de riesgo, mientras ella se deja la vida por todos? Héctor es un hombre de honor, cumplirá su deber para con los suyos.

Una eternidad más tarde, se descalza en el felpudo y se cuela a oscuras, como siempre, para no despertarlos. Un vaso de leche apenas templada en el microondas antes de que suene la campanilla y a la cama sin pijama, que nunca lo encuentra a tientas.

Sofía duerme en paz con el rostro vuelto hacia el lado donde se acuesta Héctor, como si anhelara un beso. Ese sosiego que confirma en Héctor la certeza de que hace lo correcto. En cuanto apoya la cabeza en la almohada, exhausto, inicia un sereno ronquido de abandono sin notar que su esposa lo contempla a través de una rendija inadvertida de sus párpados, como hace todas las noches desde hace meses. Su Héctor, que jamás discute una orden y que apechuga siempre con lo peor. Lo ama demasiado para reprocharle sus ausencias a la salida del cole o que no pueda ayudarla con los deberes de Junior; para echarle en cara que haga sola la compra de la semana; que no haya abrazos en sus brazos para ella; que la pasión se haya diluido en el lento discurrir del agotamiento rutinario. Ojalá pudiera ella mostrar la misma abnegación sin queja, su capacidad de sacrificio silencioso. No le llega a la suela de los zapatos, en comparación, aunque es un pensamiento que se guarda para sí misma.

Junior de mayor quiere llamarse como su padre. Se ha despertado al escuchar el tropezón sigiloso de Héctor al entrar en su cuarto y trastabillar con uno de los cochecitos que, una vez más, no ha tenido tiempo de terminar de recoger. Se hace el dormido y deja que papá se vaya a dormir, aunque lo que le gustaría es contarle lo que ha hecho en el día y, sobre todo, a lo que ha jugado por la tarde después de los deberes. Era una persecución superchula, en la que los malos huían a toda caña, doce coches por lo menos, y al final a todos los atrapaba un solitario coche patrulla, el más rutilante de la colección, ese a cuyo volante se aferra, a diario, Héctor Hernandez Siguenza, su padre, que protagoniza todas las hazañas sobre el asfalto de su moqueta de rayas.

coches de juguete
Fuente: cochesguapos.com




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Eden Ranch - Premio de relato Terbi 2015


Ya está disponible para su descarga el fanzine nº 10 de la Terbi (Tertulia de Ciencia Ficción, Terror y Fantasía de Bilbao) con los relatos finalistas y el ganador del V Certamen de relato temático.


El contenido del fanzine es:

Noticias de la TerBi – Jornada TerBi 9-5-2015

Fallo V Premio Temático “Mundo Envejecido

Relatos del Certamen TerBi:
- “Eden Ranch” de Pedro Pablo de Andrés Correas
- “El gran crucero” de Abel Amutxategi Ortega
- “Extensior” de Christian Klein
- “Fluido Vital” de Isaac Correa
- “La cola de lagartija” de Ferrán Varela Navarro
- “Morituri te salutant!” de Vicente Hernándiz López

Actividades e iniciativas de la TerBi

Se puede descargar en su blog.  

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Tablas de pino





Madre e hijo se arrebujan junto a la estufa de leña que hay frente al humilde ataúd de Emiliano. Están solos los tres… no hay más paz ni calor en este velatorio desangelado. El rapaz aprieta con fuerza la mano de su madre.

—¿Por qué se llevaron a padre los hombres malos? Todos decían en el pueblo lo bueno que era.

—Lo sé.

—¿Quién cuidará de nosotros?

El pequeño solloza y, como si buscara consuelo o respuestas, saca del bolsillo de su pantalón la carta que Emiliano envió desde el penal. “El dolor te hará fuerte…”, piensa la madre. Le arranca la misiva y la lanza al fuego con rabia.

—Madre…, ahora no podré llorar nunca más.

—Lo sé.
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Crónica de un txupinazo - Aste Nagusia 2015

Este es el relato con el que he participado en la última edición del Certamen Internacional Aste Nagusia de 2015. He querido esperar a sacarlo del baúl a una fecha especial: el día de comienzo de la Semana Grande de Bilbao. Espero que os guste.

Nueve días


Mari Jaia en el txupinazo. Relato del Certamen Internacional Aste Nagusia 2015
https://astenagusi.wordpress.com/

Las mariposas que le corrían por el vientre han quedado tan desmadejadas como ella después de revolotear entre las sábanas que le cubren medio cuerpo. Le gusta esa combinación de calor saciado y escalofrío de piernas y brazos al descubierto. No se pregunta si debe esconder la mirada con discreción cuando, con el trasero al aire, su amante ocasional cruza la habitación a saltitos para entrar en el cuarto de baño. ¿Por qué habría de hacerlo? Si ella lo ha estado permitiendo, si casi lo ha fomentado en más de un sentido, hora es de predicar con el ejemplo. Mientras él canturrea en el aseo, ella medita en silencio y llega a la conclusión de que ha merecido la pena. Por primera vez, se ha saltado todas las costumbres y no se arrepiente. Se enfrentará a quien sea, pero tenía que saber cómo es conocer a un hombre guapo y seducirlo. ¿Y qué si ha elegido a uno casado? Sabe, los dos lo saben, que va para unos días como máximo, que lo suyo no tiene futuro. Lo asumen con mentalidad de disfrutarlo mientras puedan. Acaba de pasar las mejores horas de su existencia en una noche de viernes que jamás olvidará. Allá él y su vida. Ella no tiene por qué esconderse.

Amanece el sábado, dieciséis de agosto, el día en que se perderá el primer txupinazo de su vida. Es mediodía y aún retoza en la cama con pereza de sexo satisfecho. Él ha salido temprano. Ni siquiera recuerda su nombre y él tampoco ha querido quedarse a desayunar. Lo entiende. Se debe a su familia, aunque no por ello ha dolido menos. ¿Será siempre así? No se ha enamorado, eso sí que tendría gracia. Es más bien la acumulación de sensaciones en un cuerpo que por fin se ha visto colmado. Ahora mismo no podría con otro asalto, está felizmente exhausta. Razón de más para que ninguna nostalgia sea comprensible. Es hora de salir de la habitación del hotel Abando. No ha escuchado el estallido en sus oídos, sino que ha palpitado en su pecho. Consumatum est. Se pregunta cómo habrán sido esos momentos en los que, tras la tensión acumulada durante el pregón, el txupinazo descorcha el espíritu festivo. La txupinera ha dado comienzo a la Aste Nagusia y, aunque le da miedo saber, no consigue vencer el impulso de salir a comprobarlo.

Colón de Larreategui es ya una calle repleta de gente. Aún falta una hora para la apertura de txosnas, pero tanto los bilbaínos como los numerosos visitantes están hambrientos de descubrir lo que la Semana Grande esconde para los próximos nueve días, de anticipar la fiesta en toda su extensión. Conforme se acerca al Arenal, bajando el puente a través de una verdadera marea humana, detecta los primeros detalles: la gente habla en corros sin alzar la voz, a pesar de tener que competir con los altavoces que emiten a todo volumen la segunda o tercera versión de Badator Marijaia de Kepa Junquera. Algo ha sucedido durante el txupinazo. Hay luces de policía y alguna sirena policial en medio del revuelo que se intuye en el Teatro Arriaga. El Arenal está lleno de una hostilidad que solo ella puede sentir, como si de pronto, todos los desconocidos que la rodean fueran a señalarla con el dedo como culpable de lo ocurrido allí. No ha sido buena idea. Decide cambiar de rumbo y retrocede lo justo para bajar por la rampa hacia el muelle de Ripa. En su pecho pugnan su amor por las fiestas y la sensación de que es una extraña que solo viaja al Botxo para vivir la Aste Nagusia. ¿Acaso no es todo una gran mentira hipócrita? La diversión se convierte en ceniza en su boca. Solo de pensar en acudir a los eventos de costumbre, los toros, la bajada de las comparsas o los concursos gastronómicos, le atenaza una náusea en las entrañas, esas que vibraban en la habitación del hotel tan solo unas horas antes. Eso sí que no se lo quita nadie. Se siente mujer como nunca antes, con pleno derecho sobre su cuerpo, sin que nadie decida por ella o le diga dónde y a qué hora debe estar. Reconfortada, continúa su paseo y descubre rincones que, en los años pasados, no ha tenido tiempo de admirar. La Universidad de Deusto o los puentes sobre la ría; los flamantes rascacielos y los jardines que la jalonan. Ese Bilbao, su Bilbao, que es futuro.



El paseo es revitalizante. Se cruza con turistas de todas clases, la brisa alivia el calor y aleja de su mente las preocupaciones para quedarse con el sentimiento de libertad, de la caricia ávida sobre la aspereza de su amante, de la excitación de lo clandestino. ¿Podrá volver a disfrutarlo? Da media vuelta. Quiere regresar al hotel, darse un largo baño y bajar a cenar. Le han recomendado las mollejas y ya casi puede saborearlas mientras rodea la pasarela del Zubizuri. Y después, volver a encontrarse con él. Le ha prometido un par de horas robadas a su familia. La punzada culpable dura tan solo un segundo, lo que tarda en recordar el ronco gemido de placer en su oído. Por un rato, casi se olvida de todo.

Se ha desviado para ver el interior del gimnasio en el complejo de las torres de Isozaki. En los enormes ventanales puede ver el reflejo de dos rostros que, por anodinos, reconocería en cualquier parte. Están de nuevo tras su pista, si es que la han abandonado en algún momento. Pero no, Él no le habría permitido seguir con esta bella locura de saber que… Ella está atada a Él de por vida, por la promesa de su propia madre. Sube corriendo las escaleras en dirección a Mazarredo, en un vano intento por despistarlos. Si consigue llegar al Arenal puede perderse entre el gentío, pero está demasiado lejos. Angustiada, aviva el paso hacia los Jardines de Albia. Tal vez pueda confundirse con los que alternan entre las txosnas del Palacio de Justicia, el Café Iruña y el ambiente de la calle Ledesma. Ya lo divisa cuando deja atrás el Colegio de Abogados. La esperanza acaricia sus mejillas como la brisa de la ría hace tan solo unos minutos. En vano. Dos manos férreas la sujetan por ambos antebrazos. Para ella ha terminado la Aste Nagusia. Su momento de gloria.



Hace generaciones que no ha estado en su presencia, pero no ha olvidado lo imponente que llega a ser, lo diminuta que la hace sentir.

—No voy a suplicar tu perdón —dice con una valentía que no siente—. Haz de mí lo que creas conveniente, mas no hallarás arrepentimiento.

—Mi dulce Mari, sabes que te quiero como a la hija que nunca he tenido. Sabes, también, que no fue por mi voluntad que quedaras atada a las montañas, a cambiar de residencia cada siete años. Desde tu morada en la cara este del Anboto, has atendido a tus fieles y los ayudado a vencer a mi oscuridad con la eguzkilore, la flor del sol. Una y otra vez he permitido que impartas justicia y castigues la mentira. Eres libre de ir y venir por tus dominios.

Ella asiente cabizbaja. Sabe lo que viene a continuación. La voz tonante se tiñe de la impaciencia de siempre.

—A cambio, solo te he exigido cada año nueve días de tu vida, que desciendas a la ciudad y permitas a los seres humanos gozar de la fiesta y, a ser posible, liberar su bajos instintos para olvidarse de sus problemas por unas horas. Y ahora decides que esos días son demasiado, que han de ser también para ti. ¿Cómo puedes ser tan egoísta?

—¿Egoísta dices? —estalla Mari. Da por buenas las breves horas vividas en auténtica libertad, bajo la amenaza, sí, pero dueña de su destino—. Es la primera vez que me he sentido viva de verdad. No he hecho sino servir desde mi concepción. ¿Acaso es tanto pedir? Solo quería probar unas gotas de ese elixir que es la vida…

Su mirada le pesa, no le queda más remedio que encogerse. Es demasiado poderoso. Un solo pensamiento y ella desaparecería para siempre, incluso del recuerdo de sus cada vez más escasos fieles. «No me lo puede quitar todo. Esas horas han sido solo mías». Se prepara para la tormenta que se cierne y, por ello, se sorprende cuando la voz que le habla es ahora paternal.

—Los tiempos cambian. Tal vez sea hora de que nos pleguemos a sus corrientes. —Hace una pausa, parece resistirse a su propia decisión—. Esto es lo que harás y no hace falta que te diga que no es negociable. Volverás y serás el alma de la fiesta como lo has venido siendo hasta ahora. A cambio, podrás vivir la vida a tu aire durante otros nueve días, antes de regresar a tus montañas. Que el fuego que da fin a las festividades sea el de tu liberación. Así sea. Ahora…, fuera de mi vista.



Los bilbaínos suspiran aliviados ante la noticia: en las horas que siguen al amanecer del lunes de Aste Nagusia, en los almacenes del Teatro Arriaga han hallado a Marijaia, desaparecida desde el viernes. El txupinazo no fue el mismo sin ella, pero ahora podrán seguir disfrutando de su Semana Grande.
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Revista de verano 2015 - Escritores en Red

Os adjunto el enlace a la revista de verano de 2015 que ha editado Escritores en Red para que podáis leer si lo deseáis los textos que han tenido a bien publicarme.


Pincha en la foto
Revista Literaria EnR - Pedro de Andrés

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Oculto entre palmeras

Arena y más arena. Se diría que no hay otra cosa en esta isla maldita. Pero yo sé que él está cerca, oigo sus murmullos en su loco deambular. No tardará en encontrarme, en liberarme de esta prisión de madera para que pueda volver a brillar con todos mis doblones.

Tris, tras. Pasos que se acercan. El golpe de una pala que se entierra.

Estoy listo para encontrarme con Ben Gunn. Los hombres volverán a matarse por lo que llevo dentro, el tesoro de Flynn.

Fuente: http://www.imagui.com/
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Bajo el sol del Trópico



Me quito la camisa a la vista de todos, con parsimonia. Qué admiren mis músculos, la piel blanca aún, y sepan que sigo siendo superior. El viento riza la superficie del agua y las hierbas que flotan me dan asco, pero no les daré la satisfacción de hacer una mueca. Meto el pie y la temperatura está a punto de arrancarme la risa floja. No temblaré, soy un hombre del Norte. Entraré con pie firme en el caldero y al diablo con los caníbales.


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En la bodega


Desciendo en círculos, con la punta de mi acero hacia delante. Las paredes que me rodean tienen una textura irregular, acorchada, y me invaden los primeros aromas. Estoy cerca y no dejo de bajar, girando, siempre alerta. Por debajo de mí se abre el abismo y al fondo un mar de vino añejo que se agita en sus vapores etílicos. Lo esperaba y, sin embargo, me sorprende el tirón hacia arriba que me libera. Estoy orgulloso, he cumplido mi misión como sacacorchos y la botella se abre con un sonoro “plop”.



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Benevolencia (Extracto de “La verdadera historia de Oz”)


«Adelante», dijo el mago y el hombre de hojalata le respondió: «He venido a por mi corazón».


«Muy bien, pero no haré un agujero en tu pecho metálico para colocarlo; se me ocurre una cosa mejor», repuso meditabundo el mago mientras de una mesita cercana tomaba un cofre. Lo abrió para ofrecérselo al hombre de hojalata. «¿Será un corazón bondadoso?», preguntó este con algunas dudas. «La elección es solo tuya», fue su respuesta.

Así fue cómo consiguió un corazón de oro el antiguo leñador, maldito por la bruja malvada del Oeste, de una entresaca de huevos de chocolate, envueltos en bonitos papeles de colores brillantes.

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Contrarreloj

Veinte décimas, treinta segundos, minuto y medio. La cadencia de paso, siempre atento a la frecuencia cardiaca en el pulsómetro, un último esfuerzo y el record está al alcance de la mano.
Qué importa lo que ella diga sobre el sobrepeso, las costumbres sedentarias y la crisis de los cuarenta. Si el reloj no corre para mí, estoy hecho un chaval…
Este pálpito, el dolor en el pecho, el sudor frío que estremece y, sobre todo, la ansiedad. Es tal y como lo describió mi mujer, el maldito infarto de miocardio que me va a dejar a medio minuto de mi marca personal.


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Letras en Madrid

El fin de semana empezó de forma inmejorable, en la caseta nº 50 de la Feria del Libro de Madrid.



La jornada tuvo momentos entrañables. A pesar del poco tiempo del que disponía, apenas hora y media de firma en la caseta, después de un viaje en autobús y más de treinta horas sin dormir por trabajar el día anterior, es un recuerdo imborrable en el que se cruzaron escritores (y amigos) como Emilio Porta, Santiago Solano, Lydia Cotallo, Alejandro Pérez García, Mª del Mar L. Vaamond, Maria Sanguesa y Raúl Morales, la también escritora y editora de Playa de Ákaba, Anamaría Trillo. En la caseta de Huerga y Fierro tuve la oportunidad de conocer a Charo Fierro, Ana Montojo (también compañera de Netwriters y Escritores en Red), Lidia López Miguel de Lastura y, por supuesto, a las encantadoras encargadas de la distribuidora Maidhisa.
A todos ellos, un entrañable abrazo.

El sábado hubo aún algo de tiempo para pasear por el Barrio de las Letras.

El Ateneo


La plaza del Sol


La Plaza Mayor

Dos leones :)

Y ahora dejo de hablar de mí y me pongo a preparar un relato o microcuento para mañana. Gracias a todos por los apoyos mostrados.

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Freak Show





Oscurecía sobre las colinas, dando al espectáculo un tinte morboso y, a la par, atrayente. Madre no había logrado quitarle de la cabeza, por muchos cachetes que empleara, el gusto por las rarezas extravagantes. Le había costado dormir la última semana mientras trataba de imaginar a los monstruos que sus ojos iban a contemplar. Las luces de gas mantenían el recinto con una razonable iluminación y su corazón latía al ritmo del organillo cuya música llegaba de todas partes sin que pudiera localizar su origen.
Achacó el temblor de sus manos al nerviosismo de la casi media hora que tuvo que esperar en la cola para entrar. Las rodillas le flojeaban cuando accedió al interior y pudo ver al fondo los diferentes habitáculos que encerraban las atracciones anunciadas. Decidió ser metódico y seguir un orden; no iba a perderse ninguna de ellas. Del antro de la mujer barbuda salió feliz, aunque algo espantado después de que le permitiera acercarse y tirar de la pelambrera que crecía en las mejillas de Madame Ambrose para comprobar su autenticidad. Se quedó boquiabierto con el hombre pulpo, capaz de manejar sus seis brazos con la soltura de un cefalópodo. Asistió con embeleso a la demostración del “hombre más fuerte del mundo”, en la cual levantaba sin pestañar a la monumental equilibrista Cleopatra con una sola mano, pero puede que fuera más por la indumentaria ligera de la joven y su tocado de reina egipcia. Después vinieron el hombre sin huesos, doblado en posturas imposibles, y el hombre de piedra, que detenía proyectiles de pistola con el pecho y se los extraía sin dolor aparente. Mientras contemplaba a la sirena nadar en su tanque de agua, seducido por el movimiento de sus branquias y la libertad de sus pechos al descubierto, la temperatura corporal de Wilson se disparó, le faltó aire en los pulmones y su organismo se vino abajo. Antes de la oscuridad total, escuchó dentro de su cerebro voces que tintineaban en un idioma que nunca antes había oído.

Cuando despertó, estaba rodeado de desconocidos, aunque tras examinar sus rostros con detenimiento, no dejaban de resultarle familiares. La mujer gruesa de cabellos ralos, por ejemplo, era la viva imagen de la barbuda, como si se hubiera rasurado de forma impecable. Allí estaban también el hombre forzudo, aunque su musculatura no parecía nada del otro barrio, y la sirena, tan bella como antes pero de pie sobre dos largas y torneadas piernas.

—¿Qué… qué os ha pasado? —preguntó Wilson entre carraspeos.

—Mejor dicho, qué te ha ocurrido a ti —comentó el hombre de piedra, cuya tez sonrosada desmentía sus capacidades—. Parece que te has desvanecido. No te preocupes, empero, ya estás recuperado. Podrás regresar a casa tan pronto te sostengas en pie. Tómate este reconstituyente de un trago —añadió ofreciéndole una taza humeante.

Wilson saboreó el brebaje y se sintió mejor casi de inmediato. Su mente flotaba todavía entre sus recuerdos de la función y lo que sus ojos le mostraban: un grupo de personas corrientes desenmascaradas. Se despidió de ellos con efusividad, tratando de ocultar su decepción.

En cuanto se hubo marchado, el hechizo se rompió y cada cual pudo retornar a su lugar de reposo. El hombre pulpo se despidió, con tres de sus extremidades, del forzudo que llevaba a Cleopatra sentada en su mano sin dificultad. La sirena nadó de vuelta en su pecera, aliviada de poder usar de nuevo esa cola que no soportaba dejar atrás. La última en marchar fue la mujer barbuda, mesándose la perilla que tanto le costaba disimular en presencia de los humanos.
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Ganador del V Certamen de Relato Temático "Mundo envejecido"


El pasado sábado 9 de mayo, durante las jornadas organizadas por la asociación TerBi en el edificio La Bolsa del Casco Viejo de Bilbao, se anunció el fallo del citado certamen. Ni que decir tiene que casi me caigo de la silla cuando escuché que el ganador era mi relato "Eden Ranch" de entre más de sesenta relatos recibidos. 


La emoción que sentí ya fue enorme cuando me enteré de que estaba entre los finalistas, que a continuación relaciono por orden alfabético del título del relato:

- "Eden Ranch", escrito por Pedro Pablo de Andrés Correas, de Bilbao

- "El gran crucero", escrito por Abel Amutxategi Ortega, de Bilbao

- "Extensior", escrito Eva Escribano Compains, de Bilbao

- "Fluido Vital", escrito por Diego Escobedo, de Santiago de Chile

- "La cola de lagartija", escrito por por Ferrán Varela Navarro, de Barcelona

- "Morituri te salutant", escrito por Vicente Hernándiz López, De Ribarroja del Turia (Valencia)


Como se señalaba en las bases, estos relatos se publicarán en el fanzine especial que publicará la TerBi en unas semanas y cuyo enlace os facilitaré oportunamente para que quien lo desee pueda leerlo.


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Entrevistado en Radio Epikadial

Comparto con vosotros el enlace a la grabación de la entrevista que me hizo Santiago Liberal en su programa "La oda del trovador". Charlamos durante más de una hora en un ambiente distendido, como viejos amigos (ahora ya lo somos) sobre "El libro de las historias fingidas" pero también sobre nuevos proyectos, sobre los talleres de escritura.


 La oda del trovador - 4 de mayo de 2015





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A vista de pájaro


Pronto abandonaría el nido de águilas. Su destreza en el vuelo aumentaba día a día bajo la firme mirada de su padre, mientras lo aprendía todo sobre su entorno con todo tipo de preguntas


—¿Es cierto que eres el rey de las aves, padre?

—Dicen que las urracas enloquecen con el brillo del oro.

—¿Acaso los pájaros carpinteros fabrican muebles a medida?



—Padre, esos de ahí son los horribles y repugnantes buitres, ¿verdad?

—Lo son, pero te voy a mostrar un secreto.


En un abrir y cerrar de alas, remontaron altura hasta las cumbres rocosas de la sierra, allí donde los carroñeros, en la más estricta intimidad, cuidaban de sus polluelos con el mismo amor de cualquier ser vivo.

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Presentación de la Antología de Escritores en Red en Urueña

Quiero compartir con vosotros un acto entrañable y cálido, lleno de sorpresas y emociones. La Asociación Escritores en Red, Marqués de Bradomín en el marco incomparable de la Villa del Libro en Urueña, Valladolid.



En el salón de actos del Centro e-Lea Miguel Delibes se procedió a la presentación de la antología 2014 con la presencia de Santiago Solano, Antonio Olivares-Castillo y Emilio Porta en la mesa junto con el Director del centro y en el público socios y amigos de la Asociación.


Después de las palabras de los ponentes, se leyó por parte de los autores presentes algunos de los textos de la antología.



Antes de la presentación, hice entrega de un ejemplar dedicado de "El libro de las historias fingidas" al director del centro. Zade y Pedro ya forman parte del fondo bibliográfico de la Villa del Libro. Todo un honor.


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El lago de los cisnes


La muchacha llegó a casa exultante.

—Mamuchka, me han elegido como Primera Bailarina. Seré la protagonista de El lago de los Cisnes.

—Qué bien, hija, pero, ¿qué ha sido de la Svenskaya?

Hubo un destello de duda antes de contestar con indiferencia:

—Un pequeño accidente, mamuchka. En los escalones de la academia… El Bolshoi… —añadió girando sobre sí misma—. Seré el Cisne Negro, voy a triunfar.

Ni las luces, ni las bambalinas, ni el público entregado, pudieron evitar que el Cisne Negro, envuelto en el plumaje de su propia mezquindad, se transformara en un Patito Feo.


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Presentaciones de "El libro de las historias fingidas"

Comparto con vosotros, queridos lectores, los vídeos de las presentaciones de "El libro de las historias fingidas" en Madrid y Bilbao. Podéis encontrar también fotografías del evento.
Gracias por estar ahí y, los que no pudisteis estar presentes, por todo vuestro apoyo.


Un abrazo enorme.
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El mago que no sabía hablar



Había aprendido de los mejores, su magia no tenía parangón. Sus maestros estaban impresionados. «Este muchacho tiene un potencial increíble» comentaba el Archimago Principal de la Orden de los Magos Parlanchines «pero si no aprende a hablar me veré obligado a expulsarlo».

El mago, Demiurgo de Tercer Nivel por méritos propios, sabía que se le acababa el tiempo. Deseaba tanto conseguir aquella preciosa túnica púrpura… Su abuelo y su padre habían pertenecido a la Orden de los Magos Parlanchines y antes que ellos su bisabuelo. Uno de los fundadores ni más ni menos. Sin embargo, él estaba a punto de romper la cadena y todo por aquel detalle sin importancia. ¿A quién le importaba que no supiera hablar? Con aquella preciosa túnica podría pasear por los pasillos de la Abadía de los Magos y pavonearse… sin palabras.

Le quedaba un último recurso. Era desesperado, es cierto, pero si lo hacía en el más absoluto secreto aquella invocación podría salvarle de la vergüenza absoluta.

Se encerró en el más lóbrego de los sótanos, aquel donde ni siquiera el Maestre de los Sicarios se atrevía a entrar. Cerró con mucho cuidado los siete cerrojos de las siete puertas y encendió siete candelabros de siete brazos. Dibujó con piel de serpiente y sangre de cordero una estrella de siete puntas. A continuación, desplegó sobre el atril de plata lunar, regalo de los Primeros Padres a la Universidad, y abrió aquel libro antiguo del que aseguraban que guardaba en su interior la sabiduría ancestral. El principio de todo conocimiento, lo que da forma a la realidad y puede retorcerla hasta cambiar su esencia: la palabra.

Con la capucha bajada sobre el rostro ceñudo por la concentración, a la cimbreante luz de las velas, dio comienzo al ritual:

«La eme con la a, ma. La eme con la e, me…».
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Próxima presentación en Bilbao de "El libro de las historias fingidas"

El próximo 15 de abril, una vez pasadas las vacaciones de Semana Santa, tenemos una cita en el Edificio la Bolsa, en el corazón del Casco Viejo bilbaíno (calle Pelota, nº 10) con Pedro y Zade, los protagonistas de "El libro de las historias fingidas". Me acompañará en la mesa la escritora Mª Carmen Azkona (Patchwork 2012) y contaremos con la actuación de Joaquín Ponte, perteneciente al Colectivo de Narración Oral Alabazán. Estáis todos invitados.






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Últimos momentos

Hospital de Gorliz - turismovasco.com


Miran al mar desde la terraza del sanatorio de Gorliz. Bernar estira la manta de su amigo y vuelve a protestar:

—Medio siglo es demasiado corto. Qué injusta la enfermedad cuando queda tanto por hacer…

—No creas, mi buen Bernar. —Aspira la brisa salada en un suspiro—. Me he casado dos veces, he tenido hijo y he publicado cinco libros. Tengo el respeto de mis colegas, he viajado por toda Europa y hasta tuve una amante francesa.

Bernar enarca las cejas y acaba por sonreír. Su amigo nunca le ha mentido.

—No, querido amigo. Me muero, sí; pero no doy la vida por perdida.



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Resort 5*

No se lo podía creer.
—Pero si tienes piña natural, mango, aguacates y una deliciosa ensalada de langosta con frutos del mar.
—El truco habitual para engañar a los turistas…
—Mujer, el hombre barbudo de las puertas nos lo dejó bien claro.
—Ya sabes lo que pienso sobre la censura y las restricciones —contestó ella, agitando su melena cobriza.
—Hay ocho restaurantes temáticos y un vegetariano de lujo. Elije uno, el que prefieras, tienes a tu disposición cuanto de comestible hay en la flora y en la fauna… Pero por favor, Eva, otra expulsión no.
—He dicho que me comeré la manzana y punto.

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Presentación de "El libro de las historias fingidas" en Madrid

El libro de las historias fingidas va a vestirse de largo y lo hará el próximo día 21 de marzo, a las 19:30, en el salón de actos de la Asociación de escritores y artistas españoles, calle Leganitos 10 de Madrid.

El acto será presentado por el escritor Emiliio Porta —este espacio es demasiado breve para hacer una semblanza de su impresionante curriculum— y por la también escritora Mª Carmen Azkona, a quienes, de antemano, agradezco de todo corazón su gesto, así como el impulso que me han brindado para llegar hasta aquí.





Será un honor contar con vuestra compañía. Además, me ayudaréis a pasar el trago del debutante ante el público.

Está pendiente de determinar el lugar y fecha para la presentación en Bilbao, que será después de la Semana Santa.
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Foto de familia

Martina llevaba el nombre de su abuelo y era lo único que había hecho por ella. Nunca logró comprender por qué llevaba el de un ser ausente y al que no se nombraba en casa, sobre todo desde que su padre, un alto cargo del partido en un Ministerio, discutiera con la tía Brígida. Sabía por sus primas que estaba vivo y que residía en el extranjero, pero poco más. Cuántas veces se preguntó, siendo una niña, por qué ella no podía, al igual que sus compañeras del colegio Santa Patricia, recibir dulces en Navidad o escuchar a su abuelo contarle un cuento. El bigotillo de su padre se fruncía ante la mera mención de su progenitor e, incluso, le propinó un sopapo el día de su Primera Comunión… Jamás le perdonó haber tenido que posar ante el altar con media cara enrojecida. Y se lo pagó con una actitud rebelde, sobre todo durante los años de universidad. Época de consignas revolucionarias ante hileras de uniformes grises.

«Parezco una anciana perdida en sus recuerdos», pensó Martina, mientras miraba, a través de la ventanilla del tren, los bosques cerrados. «Qué demonios hago aquí, dirigiéndome hacia un pueblo perdido en los Alpes, con la de trabajo que tengo pendiente en la notaria».
Nieta… Se había referido a ella como querida nieta y con sus letras demostraba saber de ella mucho más de lo que ella conocía sobre él. Porque Martina, harta de recibir silencios y negativas, encerró, en una caja de muñecas, su recuerdo junto a los restos de la infancia. En la misiva le rogaba que se reuniera con él, sin embargo, no explicaba los motivos que le impedían viajar a España ni el porqué de su distanciamiento secular. Solo había recibido de su abuelo más preguntas e incógnitas, además de aquel extraño llavín con el que no dejaba de juguetear. ¿Qué se había removido en sus entrañas para decidirse a viajar? Quería pensar que era un acto más de rebelión ante su padre, con el que hacía tiempo que no se hablaba, pero sabía, en lo más profundo de su alma, que había algo más. Tal vez una llamada de la sangre, un modo de cerrar heridas o de pasar esa página de su vida.

***

Su francés era más bien escaso y los lugareños no eran ni hospitalarios ni bilingües. Tuvo que hacer un esfuerzo en la estación para hacerse entender y pedir un taxi. No había tal cosa en el pueblo y, más por señas y gestos que por palabras, le dieron las señas de Pascal, que tenía voiture, palabra que sí había aprendido en las monjas. Con el sobre en la mano para mostrar la dirección que buscaba, llamó a la puerta del tal Pascal.

—¿Pascal? —preguntó con timidez Martina. No tenía claro si podría hacerse entender—. Je voulé…

—Entra, paisana. No te esfuerces tanto —contestó el hombre con rudeza. Martina se quedó en la puerta, renuente a entrar en el hogar de un extraño, aunque hablara español sin acento—. Puedes llamarme Pascual —añadió, adentrándose en la casa sin esperarla.

Se sentaron a la mesa de la cocina. Era rústica, pero estaba limpia y unos pimientos rojos se secaban en tiras colgados por encima de la chapa de leña. Martina se sintió a gusto, pese a todo.

—Siento mucho lo de tu abuelo, niña —dijo Pascual de sopetón y de golpe se quedo callado.

A Martina le temblaba el labio inferior y trató de resistir el escozor repentino en los ojos. Quiso convencerse de que era rabia por un viaje en balde.

—Entonces, ¿he llegado tarde? —preguntó en pugna con su propia voz.

Pascual asintió y echó mano al bolsillo, de donde sacó un paquete de Gauloises. Martina rechazó el cigarrillo ofrecido y él encendió uno con lentitud, mirando al techo, como si rebuscara entre sus recuerdos.

—Hacía días que el viejo Martín no bajaba al pueblo. Ni a comprar. —Dio una larga calada y continuó—: No me gusta molestar a nadie, pero se me hacía demasiado raro… Subí a la cabaña por primera vez desde que se la había alquilado.

»Lo encontré en su cama, con el rostro en calma. Está enterrado en el cementerio de la parroquia —añadió señalando con el pulgar a su espalda, como si Martina ya supiera dónde se situaba la iglesia.
Martina, sin saber por qué, sacó del bolso el sobre con la carta y se la mostró. «Él quiso que yo viniera a visitarlo, ¿sabe?», comentó a su anfitrión. Pascual se encogió de hombros.

—Me vendrá bien que alguien retire sus cosas. Si estás preparada, yo mismo te subiré en el coche.

***

Martina abrió la puerta de la cabaña. Los recuerdos de la ausencia se mezclaban con el polvo que el aire agitaba en la entrada. Se sintió como una intrusa. Una vez dentro, se demoró encendiendo, una por una, las lámparas del salón, recubierto de madera. Nadie hubiera dicho, ante el tosco aspecto del exterior, que aquello fuera algo más que un refugio alpino. Conforme la luz arrinconaba las sombras, Martina abría cada cajón en riguroso orden. Era una dilación voluntaria ante la llamada silenciosa que provenía del dormitorio, el retraso de un momento temido y ansiado al mismo tiempo. Volvió al salón y se sentó frente a la chimenea, ahora fría y desolada, como hubiera hecho él, sintiendo el peso de los años y de la historia viva. Sus ojos quedaron prendidos en la araña de cristales brillantes que colgaba del techo. De ahí pasaron a la biblioteca. ¿Qué mejor manera de conocerlo que a través de sus lecturas? Apoyó ambas manos en los reposabrazos para salir del mullido acomodo al que se había dejado llevar por unos minutos. Se entretuvo, con maniática insistencia, en cada cajón y balda de camino a la estantería. Un mechero de gasolina, necesitado de piedra y combustible, era el único objeto fuera de uso. El resto: pañuelos alineados, impolutos manteles o calzado bien lustrado parecían esperar a su dueño, como si, de un momento a otro, la puerta fuera abrirse y el abuelo, tras sacudirse la nieve de las botas, se acercara a descansar junto al fuego. ¿Por qué ese retiro remoto? ¿Qué verdad escondía esa cabaña de troncos? Martina dilataba las respuestas, mientras miraba la bien surtida colección de narrativa y pensamiento. Nada llamaba su atención. Con el acicate de una decepción anticipada, empujó el picaporte de la habitación, lugar en el que el abuelo pasó sus últimas noches. Como cabía esperar era un dormitorio espartano, una cama estrecha, la mesilla con su lamparita, un espejo con palangana… y debajo de la ventana, pegado a la pared, vio un cofre con un paño bordado sobre la tapa. Cogió la llave que tenía colgada al cuello y la deslizó con facilidad en la cerradura. Dudó unos instantes antes de abrirlo y contuvo la respiración cuando por fin lo hizo. Después de todo, no era más que un viejo álbum de fotos que reposaba sobre un uniforme de miliciano. Al abrirlo, cayó de entre las hojas un documento, tan ajado como las fotografías que lo acompañaban: la denuncia que lo había obligado al exilio, firmada por su propio hijo.

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El libro de las historias fingidas

Hoy quiero compartir mi alegría. La editorial Atlantis, a través del sello Netwriters, va a publicar mi primer libro, titulado "El libro de las historias fingidas". ¿Un libro de relatos? ¿Una novela? Al igual que las Mil y una noches, tiene un poco de ambas. Os invito a descubrirlo por vosotros mismos, queridos lectores.
Prometo manteneros informados acerca de las fechas (próximas, marzo o abril de este mismo año) de publicación y las presentaciones, que serán en Bilbao y en Madrid, en principio.
He creado un espacio propio para los personajes de esta nueva aventura (El libro de las historias fingidas) y ya tenéis a vuestra disposición el book-trailer:





Con todo mi cariño.
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Demostración práctica




La expectación era máxima cuando por fin el doctor Cooper se dignó a salir al escenario. Su conferencia era la estrella del simposio y el auditorio rebosaba de público.

Se aproximó al estrado con su figura espigada cubriéndolo como una mantis religiosa. Le dio unos golpes al micrófono y saboreó el silencio ansioso que rellenaba todos los huecos de la sala. A continuación, retiró la tela negra que cubría un artefacto de diseño minimalista.

—Estimados colegas, damas y caballeros. Como saben, se ha publicado en las principales revistas científicas, he logrado resolver las ecuaciones finales de la Teoría de Cuerdas, demostrando así la existencia de universos paralelos y la infinitud de probabilidades.

»Tienen en el dosier toda la documentación al respecto, por lo que no me extenderé en explicaciones que, por otro lado, les costaría seguir…

Se extendió por el auditorio un murmullo de risas y miradas airadas por igual antes de continuara.

—Este dispositivo que he desarrollado es la primera aplicación práctica de la misma. Cuando apriete este botón —dijo señalando un pulsador de color rojo—, cambiaremos de inmediato de realidad, pasando a la más cercana de las probabilidades.

Cooper esperó a que amainaran los murmullos de asombro y curiosidad.

Clic.

—Como iba diciendo, nos encontramos ahora en un universo diferente en el que toda la realidad ha sido alterada por mi acción de pulsar el botón, distinto, por ejemplo, de aquellos en los que no lo hubiera hecho, no habría resuelto la ecuación o construido el dispositivo y así hasta el infinito.

Volvió a cubrir el dispositivo y lo recogió para llevárselo junto con su portafolios.

—Como decía, tienen toda la documentación en el dosier. Disfruten de la velada, buenas noches.

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Elección


A sus pies los últimos amigos, su madre y los soldados romanos. Sonó un trueno y la tierra entera tembló.

—Padre, perdónalos…

Era el momento esperado, todos pendientes de su persona.

—Perdónalos…

Libre de las ligaduras, soltó los brazos y descendió por su propio pie. Abandonó el escenario de la crucifixión. No estaba dispuesto a perdonar. No otra vez…



***

Éxito abrumador del último musical tras los cambios efectuados en el guión. Nueva banda sonora ya a la venta.


Fotografía: somosvicencianos.org

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Dos balas


—No toque a mi novia, señor Presidente —dije con frialdad apoyando su propia Beretta en la sien. Sabía que era como hablar a un trozo de carne. De hecho, así era. Levantó su mirada vacía  y gruñó como un cerdo. No fue difícil apretar el gatillo y desperdigar un poco más de casquería por el Despacho Oval—. No tuviste suficiente con que la becaria te la comiera, que tenías que comértela tú…

Reprimí un sollozo y volví a disparar, esta vez a ella. No quería que volviera de la muerte como había hecho el señor Presidente.

Foto: wikipedia
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