Me quito la camisa a la vista de todos, con parsimonia.
Qué admiren mis músculos, la piel blanca aún, y sepan que sigo siendo superior.
El viento riza la superficie del agua y las hierbas que flotan me dan asco,
pero no les daré la satisfacción de hacer una mueca. Meto el pie y la
temperatura está a punto de arrancarme la risa floja. No temblaré, soy un
hombre del Norte. Entraré con pie firme en el caldero y al diablo con los
caníbales.
¡Genial!
ResponderEliminar¡Bienvenida de nuevo, paisana!
EliminarAhora que estás de vuelta, no te olvides de regresar al Tintero y a los Gigantes :)
Un beso.
Ha estado genial el micro, felicidades de nuevo. ZaraRosa
ResponderEliminarGracias, Rosa. Es un placer tenerte por estas ramas. Un beso.
EliminarUn relato que percibí como en ansia demostrativa de un tipo rubio en alguna playa, que se desnudaba con parsimonia para agradar a un público femenino y despertar envidias en el masculino y ¡¡de súbito!!, ¡¡era el ingrediente principal de la sopa de los caníbales!!. Ha sido una lectura de las que yo nombro "montaña rusa". ¡¡Me ha gustado!!
ResponderEliminarEsa era la idea, qué alegría. Un abrazo.
Eliminar