SURGIÓ DEL AGUA


Mamá se opuso desde el principio. «Los monos de agua no son más que un timo de la venta por catálogo», me advirtió. Pero cuando los vio surgir de los polvos disueltos en la vieja pecera de Nemo, ya no estuvo tan segura. Poco a poco, todos fueron muriendo excepto uno, diminuto y feroz, que devoró los cadáveres de sus congéneres y pegaba su carita horrenda al cristal. Reía… juro que reía.

Hoy, a pesar de que ha tapado las ventas de su casita submarina, lo he vuelto a ver. Si pego la oreja al vidrio, escucho ruidos metálicos y chirridos. Mamá tenía razón. Cuando acabe con él, tiraré de la cadena.



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GENERACIÓN SUBWAY


«A través del ventanuco, vio que ya había amanecido. Tres correos pendientes parpadeaban en su teléfono. Los abriría en el ordenador y, de paso, echaría un vistazo a ese fondo de escritorio en el que estaba la mujer de sus sueños: Masako Fukuyama, con la mirada perdida en unos cerezos en el margen de la pantalla, ignorando su presencia.» 

Pedro P. De Andres en Generación Subway Breve



No puedo estar más orgulloso de formar parte de este proyecto. 

A la venta en papel exclusivamente a través del mail playadeakaba@gmail.com.
El precio es 15€, y lo recibirás en casa por MRW.

Si te quedas sin él te arrepentirás. Ha llegado la Generación Subway.

También puedes adquirirlo en formato digital (2,99 €) en: Generación Subway Breve (Vol. I)
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CINTURÓN DE CHATARRA

Este relato ha sido publicado en la antología de relatos que el Taller Terbi de la Tertulia de Ciencia Ficción de Bilbao con motivo de su Vigésimo aniversario. Zorionak!

Cinturón de chatarra

Tengo las bodegas llenas. Esta órbita es una auténtica mina, el soplo era bueno. El espectrograma muestra una cantidad no inferior a los veinte mil escombros de tamaños diferentes, unos tres mil de dimensiones aptas para comercio.
Sí, el trabajo es tedioso. Contemplar a esta distancia un planeta azul en una galaxia de segunda tiene menos interés que las carreras de Velktrán, tan manipuladas por los reglamentos que solo las ven los promotores. Activar brazo, depositar escoria, recoger brazo. Comprobación rutinaria, estado aceptable. Catalogar y almacenar. Una y otra vez…
Dos viajes más y me retiro. Palabra. Mientras me desplazo al último punto de extracción, me dedico a interceptar imágenes de las primitivas comunicaciones de este mundo belicoso, feroz, receloso de sus absurdas territorialidades y culturas disgregadas.
El sopor me invade conforme sigo las evoluciones de esos personajes de vidas tan cómicas. Resultan divertidas al adoptar esas poses tan dramáticas. Tiene que ser por su diferente biología y estructura corporal. No me imagino tener un rostro como ese. De vuelta a la estación no mantendría relaciones ni con un waacka.
Salgo del sopor  con los audioculares sobresaltados. La alarma rebota por las paredes de la nave. Rumbo de colisión. ¿Cómo es posible? Un rápido vistazo al panel me indica que, durante mi sueño, he descendido a su atmósfera y un objeto se aproxima a velocidad endiablada. ¿¡Tripulada!? Se suponía que toda esta chatarra no era más que… El choque es inminente, no pueden verme a pesar de que mi camuflaje es bastante tosco. No hay tiempo para reprogramar, activo los escudos y cruzo dos esfínteres…, espero que me de suerte.
El impacto es brutal y caigo en la inconsciencia.

La nave está dañada y he perdido parte de la carga, pero estoy satisfecho. Los armadores han aceptado el material recuperado como parte del pago de las reparaciones y no me he endeudado demasiado. Con los últimos créditos dedico un trago a los siete nativos fallecidos en esa tosca lanzadera que llamaban misión 51-L Challenger.



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JUNGLA DE ASFALTO


Salgo a la calle sin aliento y busco, ansioso, algo a lo que saltar. Finalmente encuentro una sonrisa que destaca entre rostros cenicientos. Me pongo a la par y siento como tira de mi agorafobia en dirección al trabajo. Consigo llegar hasta la 47. Me lanzo al vacío de esta acera sin nada a lo que aferrarme. Pánico. Los buenos días de una vecina me impulsan dos manzanas hasta la Quinta. El tránsito de la avenida es un río caudaloso de caras largas en crisis bursátil. Recurro una vez más al anuncio de cereales; esa boca perfecta que me lleva en volandas hasta la oficina.

Por la tarde, sin prisas, me dejaré llevar por lianas afables de vuelta a casa.

Foto: Boomsbeat (http://www.boomsbeat.com/articles/1065/20140315/wall-street-new-york-the-heart-of-the-city.htm)
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