No se lo podía creer.
—Pero si tienes piña natural, mango, aguacates y una
deliciosa ensalada de langosta con frutos del mar.
—El truco habitual para engañar a los turistas…
—Mujer, el hombre barbudo de las puertas nos lo dejó bien
claro.
—Ya sabes lo que pienso sobre la censura y las
restricciones —contestó ella, agitando su melena cobriza.
—Hay ocho restaurantes temáticos y un vegetariano de
lujo. Elije uno, el que prefieras, tienes a tu disposición cuanto de comestible
hay en la flora y en la fauna… Pero por favor, Eva, otra expulsión no.
—He dicho que me comeré la manzana y punto.
Ya se sabe: el hombre propone, Dios dispone y la mujer descompone. Un relato muy original. Por cierto, yo sí entendí lo de las cinco estrellas, jaja
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Josep. Jeje, la verdad es que fue un interesante debate y al final me decanté por dejarlo como está. Además, ahora con una foto tan chula... :) Un abrazo.
EliminarJajajaja, ¡estupendísimo!
ResponderEliminarGracias, Marusela. Me alegro de verte por estas ramas. Un beso.
Eliminar¡Que bueno, paisa!
ResponderEliminar:-)
Lo que más me gusta es... la foto :)
EliminarUn beso, paisana, gracias por la visita.
Muy buen micro, con un final de sonrisa (la que me ha aflorado amí, al menos), esta Evas... Las expulsiones están garantizadas, ya lo ves, no hay Paraíso que les satisfaga...
ResponderEliminarAyyy!
Muxus!
;)
Gracias, Edurne, por tu comentario y por tu visita. Bienvenida a estas ramas, que también son tuyas.
EliminarMuxus!
Es que hay algunas Evas muy tozudas. Me hubiese conformado con la ensalada tropical y los frutos del mar, en esa tumbona. ¿Está muy lejos ese sitio?
ResponderEliminarBesitos.
En cuanto lo encuentre, te aviso, querida Rosa. :)
EliminarUn beso.