Partió de Copenhague en un carruaje que le llevó a atravesar tres países europeos. Llegado el momento de acercarse a la reina, todo su ser era un manojo de nervios. Sin embargo, supo que había estado a la altura cuando se mantuvo firme tras ser mojada en la taza de chocolate.
Ja, ja, ja. Habrá que probarlas, a ver si con los plebeyos se mantiene tan entera.
ResponderEliminarUn abrazo.