El mecenas está entusiasmado enfundado en su traje de
Armani. Las escalas, la armonía, los últimos compases son excelsos… Todo es
nuevo y, a la vez, primigenio, tenebroso.
—Se titula «La raíz del mal» —dice
el compositor como si no hiciera falta decirlo—. Me he bañado en el pozo de la
más abyecta perversión, la perfección de las tinieblas, para extraer nuevas
formas.
El banquero se encoge ante la mirada
del compositor. Lo que ha intuido durante la audición en el carísimo estudio de
grabación va cobrando forma en las pupilas del músico.
—Pero tú siempre has visto el lado
luminoso del arte, eres una gran persona, tú… Espera, ¿Qué vas a hacer con esa
batuta?
Estes es un maravilloso micro Pedro, nunca dejas de sorprenderme. Me encanto el sorpresivo final. Un gran beso y abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Lin. Seguiré intentando sorprenderte.
EliminarBesos y abrazos.
Genial, paisano.
ResponderEliminarMe encanta el "final feliz"
(¿A que se queda uno a gusto cuando escribe estas cosas?)
:-)
Un abrazo.
Uno de los grandes gozos de la escritura, sin dudarlo.
EliminarUn besazo, paisana.
Excelso... ¡qué adjetivo! ¿De qué me sonará a mí? ;-)
ResponderEliminarUno de esos textos que te ponen los pelos de punta, con ese toque de oscuridad que tanto me gusta a mí. Qué bueno de principio a fin.
El tema era Villanos y trataba de encontrar algo diferente, pero sin perder el toque de oscuridad. Me alegro de haberme, siquiera, acercado.
EliminarUn besazo.