En el laboratorio clandestino, la doctora Hernández
levanta el rostro del visor del potente microscopio. Parpadea para ajustar su
visión al mundo al que pertenece, abandonando la ilusión de flotar entre
moléculas.
—¿Se da cuenta de lo que esto
significa, doctor?
Heisenberg asiente. Nadie lo
comprende mejor que él, la única persona que ha ganado dos premios Nobel
científicos: Física y Medicina. Y ha llegado a odiarlos de tal manera…
Durante más de una década en la
cresta de la ola se sintió como un dios. «Asclepio, Hermes, apartaos. Ha
llegado Heisenberg. Solo yo he vencido a la enfermedad y a la muerte. Yo
decodifiqué el secreto de la vida. Humanos, yo os he convertido en inmortales».
Qué soberbia. Tan solo doscientos
años después, superpoblación, la natalidad demonizada y el ocio convertido en
vicio depravado. Se vio obligado a iniciar, en secreto, una nueva línea
de investigación que no buscaba, sin embargo, un tercer Nobel… no quedaban tan
altas miras sobre la faz de la Tierra.
La doctora Hernández no oculta un
sollozo poco científico. Han logrado identificar el agente molecular que, una
vez liberado y sin posibilidad de redención, dará la bienvenida a la Muerte en
nombre de la Humanidad.
Muy buen relato, Pedro Pablo. No sé si `por suerte o desgracia, hay más de un agente suelto por el mundo que fue creado con el propósito de exterminar a los humanos.(VIH, Ébola...) Me temo que aún nos quedan algunas cosas más por ver. No en vano el Club Bilderberg tiene previsto el exterminio de 2000 millones de "estómagos inútiles".
ResponderEliminarUn abrazo y felicidades de nuevo.
Caray Manuel, el relato tiene tintes trágicos, pero eso que me cuentas del club Bildelberg le deja a uno con el corazón encogido. Hagamos de la narrativa una plataforma de lucha contra la injusticia.
EliminarUn abrazo.
Tremendo relato, paisano.
ResponderEliminarY lo malo es que no es inverosímil.
Un abrazo.
O, como dijo aquel, inveromisil. Es ley de vida que el ser humano se sienta amenazado para que evolucione, pero hay que buscar el límite y rebelarnos ante las injusticias.
EliminarBesos.
Este es verdaderamente un relato fascinante e interesante Pete. Besos y un abrazo.
ResponderEliminarAfortunadamente, por el momento es solo una ficción... espero :)
EliminarBesos y un abrazo Lin. Siempre es bueno saber que andas cerca.
Ah, pues sí, muy bueno. Demoledor, pero bueno.
ResponderEliminarBesos, Peter!
Muchas gracias por tu visita. Este árbol no sería lo mismo sin hadas o libélulas mágicas :)
EliminarBesos!
Esperemos que el tercer Nobel no llegue y se quede en la buena ficción que has escrito.
ResponderEliminarUn abrazo
O que llegue el tercer Nobel y, al menos en esa realidad alternativa, puedan volver a ser mortales y gozar de la vida.
EliminarUn abrazo.
Así que había más... Muy bueno. Mejor así más larguito, aunque ya en cortito me gustó mucho.
ResponderEliminarBesos, Pierre (por variar, que ya sabes que el francés también me gusta).
Merci, merci (no alcanzo a mucho más :))
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