LA NIEVE


Imagina que te sumerges en el frío de la noche o en el agua de un lago de montaña, allí donde brota puro. La piel grita por el choque con el calor de tu cuerpo. ¿Puedes imaginar un dolor que quema sin sol? Es lluvia blanca que no moja sino esconde. Que transforma las chozas y les roba el color hasta que no puedes mirarla porque duele en tus ojos incluso después de cerrarlos.
Extiendes la mano abierta y una de esas gotas de tejido se posa y te mira, lánguida, hasta desaparecer. Aunque son débiles por separado, unidas pueden ocultar a un hombre tendido y hacerle dormir hasta la muerte. Cuando las nubes oscuras se derraman y el sol abandona el mundo, aturdido, ese manto adquiere la rigidez de la madera y es difícil quebrarlo. Da miedo, ¿verdad? El mundo pierde sus matices, cubierto por un sueño del más puro y blanco lino. ¿Cómo encontrarás la senda, tú que transitas por los caminos de arena de la Tierra Vacía?

A eso, mi buen hermano, lo llaman nieve.
Share:
spacer

8 comentarios:

  1. ¡Qué bueno, paisa!
    Veo que estás en forma. No pares.
    :-)
    Un abrazo enorme.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En forma de fondoarmario, paisana, que la vuelta al cole se me está haciendo un poco dura :)
      Un beso, paisana.

      Eliminar
  2. Me encanta, un micro muy interesante. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se te echaba de menos, Linn. Gracias por la visita. Me encanta que te encante :) Un beso.

      Eliminar

  3. Es fácil explicar lo que es la nieve y, sin embargo, qué complejo es exponer lo que se siente. Pero tú has sabido hacerlo y de un modo muy visual. La delicadeza de su caída: el silencio, la tranquilidad y el sosiego que trasmite; y la crudeza de su manto que mata y borra referencias. Qué bonito texto.


    Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y aun así tengo la sensación de que me he quedado lejos de llegar a su esencia como lo habrías hecho tú. Te reto a que lo hagas.

      Un besazo.

      Eliminar
  4. Pedro, me ha encantado este copo de nieve que se ha desprendido de tu rama.
    Las huellas en la nieve no distan mucho de ser como la prueba de ese tránsito que hacemos de vez en cuando por nuestro mundo interior de sentimientos. Algunos dejan una huella profunda, otros nos dejan helados y otros, afortunadamente, es mejor que se fundan pronto porque no se encontraron correspondidos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y tu huellas son, sin duda, de las profundas. Gracias por la visita.

      Un gran abrazo.

      Eliminar