La cámara secreta mejor guardada del mundo. Custodia
objetos que, de darse a conocer, cambiarían la Historia.
Acaba de calzar las sandalias del
pescador. Penetra en la estancia con temor reverencial. El séquito queda fuera.
Solo él puede utilizar la gran llave de oro. Sobre la mesa central, rodeada de
libros cuya existencia se ignora, una caja. Se inclina sobre ella. No hay
instrucciones de su antecesor. Él tampoco podrá dejarlas. Pulsa un botón y descuelga
el auricular. Se sobresalta al sonido de… estática.
—¿Sí? —la voz tonante llena la
cámara.
—¿…Señor?
—Hijo, estos mandatos te doy…
***
Abandona la estancia con paso
tembloroso. Mucho que asimilar. Tres pares de ojos dejan de observar entre las
sombras y desconectan un aparato.
—Ya es nuestro…
No lo había leído. Es muy bueno.
ResponderEliminar¡Gracias Marga! No recuerdo cuando lo escribí, pero debió ser de mis primeros tinteros, algo más de un año, seguro :) Gracias por el comentario. Besos.
EliminarEra bueno cuando lo leí por primera vez y lo sigue siendo, paisa.
ResponderEliminarYa sabes lo que eso significa.
:-)
Muchos besos.
Que me lees con buenos ojos, paisana :)
EliminarBesos.
Muy sugerente el micro... y pone los pelos de punta, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me temo que la situación se podría extrapolar a otros ámbitos más cercanos...
EliminarGracias por la visita.
Un abrazo.