Me ha parecido bien empezar este blog con un relato al que tengo mucho cariño porque apareció en http://netwriters.es/ allá por el seis de abril de este año (gracias Atxía), convirtiéndose así en mi primer relato "publicado".
Un traje nuevo
Siempre me he preguntado qué piensan
los soldados al morir. Me parece apropiado, aquí tendido sobre esta monumental
montaña de escombros en un planeta perdido, agonizando con las constantes debilitadas y sin contacto con la Unidad. No me llegan sonidos de
combate en las proximidades, tan solo ocasionales detonaciones lejanas. Sin
embargo, sé que volverán. La Plaga no hace prisioneros, ni deja moribundos atrás.
Soy consciente de que me han aparcado, concentrados sus esfuerzos en dar caza a
los restos de la Tercera Compañía, sabiéndome más allá de cualquier posibilidad
de rescate. Un pitido del infierno me taladra el cerebro. La radio ha vuelto a
la vida, aunque sea temporalmente.
—Oficial Rogers. Le escuchamos con
mucha interferencia. No conseguimos determinar su posición. Los sistemas de su
equipo de combate están desactivados al 90 por cien. Cambio.
—Aquí Rogers. Extracción no
procedente. La Compañía Easy ha sido barrida. Repito. La Compañía Easy ha sido
barrida. El Sector Delta en manos del enemigo. Cambio.
—Recibido Oficial. Lo lamento —Ruido
de estática.
Al diablo. Prefiero morir solo que
rodeado de cháchara burocrática. Por el rabillo del ojo observo el indicador de
oxígeno. Estoy en las últimas. No serán las heridas las que acaben conmigo. Si
mis sensores hubieran funcionado tal vez habría podido intuir la emboscada. El maldito
trasto me fue a traicionar en el peor momento. Recibo otra comunicación. Dudo
si pulsar el interruptor, pero finalmente me resigno. Grata sorpresa.
—Pete, colega. Estos bastardos no me
autorizan una bajada —El Oficial Watts y yo crecimos juntos, y nos graduamos en
la misma promoción de la Academia. Es lo más cercano a un hermano que he tenido
jamás.
—Yo he dado esa orden. No hay nada
que hacer —Mi voz tiene una serenidad que yo no siento. Intento que no me oiga
jadear en busca de aire.
—Pero colega. No dejamos a nadie
atrás. Tú lo sabes mejor que nadie —Hace una pausa—. La leche, Pete. El
sargento Woo ya había desechado tu viejo equipo de combate. Esa armadura tenía
más agujeros que el casco de la New
Hampshire. La nueva estaba en tu compartimento del Nivel 2. Menuda mierda.
—Olvídalo. Bajar aquí solo servirá
para perder más efectivos. Este lugar es pura bazofia. Nos metimos de lleno en
la trampa.
—… Ok Pete —vacila unos instantes—.
Oye tío, has de saber que han detenido a Sarah.
—¿Cómo dices? —La noticia me golpea
como una patada genital.
—Colaboracionismo. Parece que es una
agente Vega —Sé que está encogido como si pudiera verlo. Siempre lo hace cuando
da malas noticias.
—Estuve con ella anoche, antes de
salir para la Base… ¡Joder! Ahora lo entiendo —Me duele más que la herida—. Me
echó las cartas, como siempre ¿Sabes? Dijo: «No aceptes un traje nuevo. Vuelve
a mí».
—La muy zorra te metió en el
avispero, lo siento tío.
Más lo siento yo, que ya no puedo
responder. No me queda aire. Ahora sé lo que le pasa por la cabeza a un soldado
cuando se muere, despatarrado en cualquier campo de batalla. En sus más
diversas versiones, piensa: «Qué putada…».
Sin duda, Ultralas, este texto es muy apropiado para estrenar este espacio, porque, independientemente del cariño que lo tengas, es un gran relato que dice mucho de ti y de tu escritura. Ágil, bien escrito y con un final extraordinario y sorprendente.
ResponderEliminarCreo que me voy a sentir muy a gusto aquí :-)
Besos y abrazos.
Esta rama es tu rama, puedes quedarte tanto tiempo como quieras :)
EliminarTrepo hasta tu rama para dejarme embelesar por el encanto de tu escritura. Llénala pronto de letras y no me sacarás de aquí. Felicidades por este rincón al aire libre que ya desde sus comienzos resulta tan acogedor.
ResponderEliminarEres más que bienvenida. Cabemos muchas aves en él. Gracias por tu comentario :)
EliminarPoco más que añadir a lo que te han dicho Frida y Atxía.
ResponderEliminarEl relato es buenísimo y el pisito parece acogedor. Me gusta.
¿Tienes café, naranjas, champán? ¿Sí? Entonces me quedo.
Un abrazo muy grande, paisano.
Todo eso y mucho más. ¡Bienvenida paisana! :)
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