LA TUMBA DEL HOMBRE SABIO

Latidos. Son la marca perceptible de que el tiempo vuelve a mí. O, mejor dicho, de que yo regreso a su flujo constante. Abro de golpe los párpados, como el brazo de una balista al ser disparada. Veo mi reflejo en el ámbar que me envuelve. Son los ojos del dragón. El siguiente pestañeo me devuelve los míos.
«Anál nathrach…».
La imagen llena mi mente: Hálito de la serpiente. El conjuro de la creación. Ahora los recuerdos se desempañan. Nimué, aquella a la que los mortales llaman Dama del Lago, me encerró en esta caverna.
«Anál nathrach, orth’ bháis’s bethad…»
Hálito de la serpiente, encantamiento de muerte y vida…
He de regresar. Arturo me necesita. Morgana…
«Anál nathrach, orth’ bháis’s bethad, do chél dénmha».
 Una vez completo con el signo de creación, el ámbar se difumina. Puedo moverme con libertad. Mi bastón… debió llevárselo ella. «Yo te amo, Merlin…». Necia.

La luz del sol me daña cuando salgo de la gruta. Las rocas sagradas, el círculo perfecto de los druidas me rodea, así como una cacofonía de voces extrañas. Sin el bastón apenas tengo acceso a mi poder pero puedo entender las lenguas. Es la sangre de dragón.
Insólitos ropajes. Camisas floreadas y pantalones cortos. Y unas cajas a las que se quedan mirando sonrientes hasta que destella una luz.
Un estruendo. El sonido persigue a un leviatán gigantesco que ruge sobre nuestras cabezas. Solo yo me encojo esperando el ataque.  Tengo que erguirme y caminar. He llamado demasiado la atención. A duras penas recupero la compostura, pues he de encontrar al rey. Necesita mi ayuda para sanar la tierra.

Retorno a la caverna. Solo han transcurrido unas horas y el resultado es desolador. He necesitado toda mi ciencia para comprender. Nimué me encerró más allá del alcance del tiempo, allende los siglos. Ahora Albión sangra y sufre bajo el legado del Hombre mientras aguarda el regreso de Arturo. Así fue profetizado aunque Avalón está clausurada y la espada perdida. Empiezo a pensar que ni el rey con Excalibur ni yo con todo mi poder podríamos salvar este mundo.
«Anál nathrach…». 
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6 comentarios:

  1. ¡Qué gran relato, paisano!
    Me encanta la originalidad del enfoque y el tratamiento literario que le has dado. No sé si me explico.
    :-)
    Abrazo enorme y beso de regalo.

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    1. Claro que te explicas y, viniendo de ti es todo un halago.

      Muchas gracias.

      Besos y abrazos.

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  2. Me encantó cuando lo leí la primera vez y ahora sacado del entorno para el que se creó, me gusta aún más.
    Veo que ya has adaptado la imagen de la rama a la asociación. Me alegra que hayas conservado el búho/lechuza a falta de golondrinas :-)
    Un beso

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    1. La asociación es un excelente árbol para cobijarse y tu rama siempre está asegurada, esté donde esté.

      Las golondrinas siempre vuelven ;)

      Besos

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  3. «Anál nathrach…» El conjuro de la creación… Y qué bien lo has evocado. Un relato donde la magia, la leyenda y la realidad se mezclan en un texto original y bello en la forma y el fondo.

    Merlín regresará una y mil veces, porque siempre habrá una tierra, un rey, o una simple mortal como yo que lo necesite. Él es y será, en su sabiduría y sus debilidades, eterno.

    Besos y abrazos.

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    1. Cuando lo necesites, solo has de llamar. Ahora sabes cómo :)

      Besos y abrazos.

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